MOCLAB en 12 horas

Moclab fue el proceso de creación escénica entre Move on Collective (México) y César Alvarado (Costa Rica).

Un laboratorio de 12 horas establecidas entre las dos partes (Compañía Lo que es arriba y Move on Collective) con el fin de crear una pieza de improvisación y presentarla en público. Esta actividad se llevó a cabo en la Ciudad de México  en la casa de Swing México, Cracovia 32.

La muestra fue abierta al público el 2 de julio del 2016 a las 21:00; doce horas después de haberse reunido en el sitio para trabajar las bailarinas Alicia Ocadiz e Iliana Olalde, los bailarines Iyantu Fonseca, Lucio Sosa y para conformar el elenco el bajista Rodrigo Acevedo y César Alvarado como músicos, éste último también como facilitador y director del proyecto.

Durante las primeras horas del proceso se utilizaron herramientas de Loop it all para crear pasajes de improvisación, de este modo se alcanzó reunir material de escenas espontáneas tras las caracterizadas repeticiones del método, luego, se observaron las mismas desde distintos ángulos para invertir el orden o bien se cambió de posición en el espacio del escenario los diferentes elementos coreográficos obtenidos de la misma decoración del lugar y que fueron surgiendo según se aprovechaba aún más este recursos y en conjunto con los estímulos inmediatos.

Otra de las propuestas alcanzadas fue la partitura de ritmos generada por medio de las respiraciones de los bailarines, la cual se sumó a la acción de frotar entre los dedos de la mano monedas de diez pesos mexicanos, una contra otra, obteniendo a su vez un coro rasposo para musicalizar escenas.

Pasadas unas horas de investigación corporal se fueron concentrando al proceso algunos otros instrumentos musicales para completar la atmosfera. Al bajo eléctrico, se sumó una batería, una pequeña guitarra similar a un ukelele, una trompeta, una grabación de un waltz que salió del celular de Alicia, audios filtrados de PROYECTOR y grabaciones de sonido ambiente hechas por el director en la estación del metro Miguel Ángel de Quevedo la noche anterior a comenzar el Moclab, de esta manera se generaría todo el ambiente sonoro para la obra. 

Doce horas después se tenían instrumentos físicos, corporales y musicales, reunidos en conjunto con escenas abiertas en las que cada persona del elenco abriría la escucha para intuir que sucedería en escena una vez ingresara el público espectador.

A esta agrupación de elementos se añadía la pregunta interna ¿qué de todo esto iba a ser improvisado?

Se optó por escribir, en volantes de papel, las claves a diseñar, conceptos, pistas, escenas improvisadas asociadas a alguna palabra o sonido generado durante el laboratorio y que fuese el espectador, una vez sentado, quien eligiera por medio de una rifa al azar (mano izquierda o mano derecha) el orden de la historia, cortesía del director para el auditorio y sorpresa para el elenco. Así, ni los asistentes ni el elenco sabrían cómo comenzaría o terminaría la función, cuando iba tal movimiento, cuando tal música.

Mientras el público terminaba de ingresar a Cracovia 32, en el camerino el elenco esperaba para recibir el orden de las escenas, o “de qué trataría la obra”, con esto se tenían en el cuerpo ritmos, una musicalidad dentro de una partitura espacial totalmente graduable, seis cuerpos en escena que anticiparían a cada segundo la acción del otro de manera fluida, de conexión sin cortes bajo un lenguaje no verbal, de la responsabilidad escénica que conlleva el darle vida a un personaje, de no saber qué o cuándo va hacer o actuar el otro, de alcanzar la música con el objeto, con el cuerpo, la mirada, las decisiones arriesgadas, la danza con las cuerdas, acústicas o eléctricas, los saltos, las manos, los pies, el aire en la trompeta o con la respiración de los artistas. Cuando todo fuese oportuno y sin reservas.

César/ "...para mi trata de un espacio de creación inmediata, hora tras hora, incluyendo la muestra en la cual también se crea en el sitio, aunque el resultado parezca una coreografía su principal objetivo es continuar dando vida a las acciones, escena tras escena, poniendo a los intérpretes en un estado de alerta contínua...distintos ejercicios, juegos, incluso tomando lo que está a la mano, no hay búsqueda, todo ya está dicho, solo extiendo la mano y ahí está, ese es el material..."

Música y movimiento se fueron creando en conjunto, nutriéndose entre sí conforme avanzaba el material en el tiempo.

Moclab subrayó en escena el hecho de que si se mostrase de nuevo el trabajo, la misma elección al azar y en el mismo sitio, ese mismo día veríamos otros cuerpos en escena, otro tiempo sobre otra partitura, otra disposición, otro estado musical, y por otro se hace referencia a nuevo.

Presentar Moclab no fue mostrar el resultado de algo que se había hecho a partir de ensayos con anterioridad, fue ponernos ante la presencia de algo que estuvo sucediendo en tiempo presente, segundo a segundo. Para los intérpretes, tras haberse reunido a trabajar, una vez abierto el escenario solo fue una nueva manera de ver y vivir las últimas doce horas del proceso.

La finalidad de este proceso no fue ubicarnos frente a un material aleatorio en el que su intensión podría ser o no narrativa, en cambio, insta el sentido de prevalecer en escena con el movimiento y la acción, con el silencio o el sonido, de mantenerse existiendo durante el tiempo, aunque este no se encuentre establecido, ni posea un orden consecutivo, al final se han reunido momentos o figuras específicas durante improvisaciones concretas, no hay error…

...Moclab "fue" algo que puede continuar.

Nota importante: El día del evento se fijó una cámara, pero tuvo problemas con el buffer de modo que no existe un registro en video.

Existe una colección parcial del audio que podrán escuchar muy pronto por aquí, lo mismo que el video spot previo a la actividad.

Las fotografías del evento fueron tomadas por Jijón Quelal, para quienes gusten conocer un poco más de su trabajo pueden dar click por aquí.